Ahora que ya volvemos a reunirnos e irnos de fiesta, en este post os vamos a hablar de su preludio perfecto: la pre-fiesta y de cómo hacer que este tipo de eventos resulten memorables.
Sí, eso está muy bien, pero, ¿qué es una pre-fiesta? seguramente preguntará el despistado de turno… vamos a ver chiquillo, ¿no te da pistas lo de «pre» y «fiesta»? Tranquilos, que esta no sería una buena guía si no lo explicara 😉
Echando mano de la siempre socorrida Wikipedia, vemos que una pre-fiesta es un tipo de fiesta, generalmente de corta duración (apuntaos esto para luego), que se celebra inmediatamente antes de algún evento.
Dado que tienen su origen al otro lado del charco, estos eventos suelen ser muy «americanos»: fiestas de graduación, bailes de escuela, bar-mitzvah, bodas… Aquí tras importar la pre-fiesta, la hemos ampliado y mejorado y aplicamos ese calificativo también a las reuniones lúdicas previas a un concierto, un evento deportivo o, incluso, a una salida de copas un fin de semana normal.
¿Qué se hace en una pre-fiesta?
La finalidad de estos prólogos fiesteros es prepararse para el evento, en todos los sentidos. Este es el mensaje con el que os debéis quedar… la pre-fiesta es un medio, no un fin; solo es el calentamiento para lo verdaderamente interesante, que vendrá luego. Así que no es el momento de darlo todo, sino solo de prepararse para hacerlo en el verdadero evento posterior.
Por tanto, el objetivo es que los asistentes a este evento posterior se reúnan para ir juntos al mismo. Si se conocen entre sí, sirve para ponerse al día (incluso se puede aprovechar para vestirse y maquillarse) y si hay nuevas incorporaciones al grupo, sirve para ir rompiendo el hielo e integrarlas en él.
Y por supuesto, una pre-fiesta sirve para que se vaya comiendo y, sobre todo, bebiendo algo para ir cogiendo el puntillo, sobre todo si en dicho evento no hay acceso al alcohol o si este tiene unos precios prohibitivos.
Claves para una pre-fiesta perfecta
La esencia de una pre-fiesta es la informalidad, pero, por eso mismo, si no se establecen unas reglas básicas, puede que la cosa se te vaya de las manos o no resulte todo lo guay que pudiera haber sido. Por eso, vamos a daros las claves para que todo funcione a la perfección.
Los invitados
El elemento más importante en todo evento son los asistentes al mismo: elígelos adecuadamente si quieres que todo salga bien.
Busca gente que cree buen ambiente y que encaje en el posterior evento. Sí, ya sé que lo normal es que acudan solo tus colegas, pero este no es el momento para invitar a es@s dos amig@s que están enemistad@s o a es@ amig@ cizañer@ o que desfasa; tiempo habrá para quedar con ellos, justo antes del concierto o fiesta posterior.
Del ambiente de la pre-fiesta dependerá el resto de la noche, así que procura que sea lo más agradable posible. Aprovecha también para ir integrando a las nuevas adquisiciones en el espíritu del grupo.
Espacio-tiempo
Sí, ya sé que a todos nos gustaría que el lugar de la pre-fiesta fuera como el de la siguiente foto… pero lo más probable es que sea como el de la anterior 😉
Lo más importante es que la pre-fiesta quede cerca del lugar donde luego se va a celebrar el evento posterior, para que no se pierda el ambiente conseguido.
En cuanto al tiempo, recuerda, esto solo es una preparación, así que nada de maratones; como mucho fija el inicio cuatro horas antes del evento principal, para que de tiempo a llegar a todos los invitados (incluso a los tardones recalcitrantes), a disfrutar de dos horitas de festejo y salir para el evento principal con suficiente antelación.
La bebida
Como todo prólogo que se precie, la pre-fiesta tiene que preparar cuerpo y alma para el copeo posterior, así que este es el momento de ir subiendo, progresivamente las revoluciones, también en este sentido: recordad, es un calentamiento y nadie hace 1.000 flexiones para calentar antes de un maratón.
Los refrescos no pueden faltar en una pre-fiesta, no solo por los abstemios, sino por los que quieran atacar al combinado desde el primer momento.
Yo, en esta fase, soy mucho más partidario de bebidas de baja graduación, que te permiten ir subiendo poco a poco y que encajan perfectamente con la comida que pueda haber. El vino, sobre todo un blanco fresquito (tipo verdejo) es perfecto; también lo es, por las mismas razones, la cerveza y ya, si te pones exquisito (o eres James Bond) el Martini Seco.
¿Mi recomendación? Desperados. Es una cerveza que mola un montón y que encaja como un guante en la pre-fiesta: suave, con no mucha graduación y un sabor diferente y atractivo, pues está aromatizada con tequila (solo aromatizada, ¡eh!) por lo que va preparando suavemente a cuerpo y alma para lo que está por venir 😉
Y si eres el anfitrión, sobre todo recuerda… Eres el responsable de que eso no desfase y, mucho más importante, de limpiar luego todo, si no lo hacen los invitados, así que igual que el que conduce no debe beber, tú debes controlarte o al día siguiente tu casa puede ser el decorado de Terminator.
La comida
Una pre-fiesta no es lugar para delicadezas, experimentos gastronómicos, ni organizar campeonatos de ensaladas. Lo importante es llenar la barriga de forma consistente, que eso de beber con el estómago vacío es muy malo.
No se trata de montar un banquete, ni de gastarse mucha pasta, ni, sobre todo, de cocinar mucho. Por eso, son perfectos los sandwiches (los socorridos de paté, crema de queso y los más sofisticados de ensaladilla o similares), las tortillas de patata, las croquetas…
Si nos ponemos más exóticos, tenemos el hummus, que está rico y con suficiente pan llena lo suyo y la comida mexicana, tipo burritos, nachos, etc., que si me habéis hecho caso con la Desperados, casa a la perfección con su aroma a tequila.
La música
Es el elemento principal en una pre-fiesta y uno de los grandes responsable de que, no solo se consiga el ambiente que se quiere, sino que se acuda al evento posterior en las condiciones perfectas.
¿Qué música poner? Pues depende de muchas cosas, pero sobre todo, depende de qué vayáis a hacer luego.
Si vais a ir a un concierto, la elección es sencilla… música del cantante / grupo al que vais a ver. Os permitirá calentar gargantas, evocar momentos agradables unidos a esa música y disfrutar al 100% de su música que sí, luego la energía del concierto es inigualable, pero igual, las versiones, el sonido o las condiciones no son las mejores y no podéis hacerlo. Además, servirá para presentar al artista a las nuevas adquisiciones del grupo si no lo conocen.
Si vais a ir a un evento posterior tipo boda, cóctel, fiesta, etc… Cualquier selección de música es buena, siempre que sea animada y, sobre todo, implique sentimientos compartidos entre los miembros del grupo. Aquí es donde entran los clásicos en la historia de vuestra amistad, da igual que sea una «canción moñas» es vuestra canción y basta, como el Sweet Caroline en Beautiful Girls o el Can’t keep my eyes on you en El cazador.
Y si únicamente os estáis preparando para salir luego, pues elegid una selección de música que os guste y que os vaya poniendo a tono, nunca mejor dicho; cualquier cosa que encaje con vuestros gustos estará bien, eso sí… ¡curraos antes la lista en vuestro ordenador o en Spotify!
Conclusión
¡Y esto es todo amiguitas y amiguitos! Si con todos estos consejos vuestra pre-fiesta no sale perfecta, ¡ya no se qué hacer con vosotros! 😀
Pero como lo más posible es que salga genial, ¿por qué no compartis en vuestras redes sociales, vuestras experiencias pre-fiesta con el hashtag #MoodDesperados? Así veremos si has seguido nuestros consejos y, además, ya que os los hemos recomendado, podréis participar en los sorteos de cervezas que organiza la gente de Desperados. [Post Patrocinado]